Mi lista de blogs

jueves, 11 de diciembre de 2014

COMO UN MANGO

Dame Señor un poema
sabroso como un mango
Que me estoy yendo a vivir
Una vida simple, pequeña y silenciosa
En un retiro permanente para apreciarlo todo
Apreciar tu rostro en los recovecos del muro
Ese poema deberá ser como la vida
Diminuta pero inmensa
Mientras saboreo en el verano el perfume
De los mangos que caen en las equinas
Amarillos dientes de búsquedas
De verdades olvidadas
Clamores de manos al aire
Suspiros por la libertad aún no conquistada

ii
Dame Señor un poema
Ese don que permita iluminar la cotidianidad
Alegrar la seriedad de las piedras
Que sepa aceptar la vida como es ella
Con sus límites, sus gracias y desgracias
Es eso lo que deseo Señor
Un poema sabroso como un mango
Perfumado como un racimo de flor de coco
Que no permita olvidar el murmullo de los pájaros
Los sueños de los niños a orilla del Río Paraná
Un poema que tenga delirios
Deseos de volar hasta otros mundos
Que perciba el dolor de los hombres
Y se compadezca de nuestro cansancio


iii 
Dame Señor un poema
Tu palabra en mis palabras imperfectas
Palabra nueva que emocione
Que aliviane el equipaje
Dame la mirada trasparente de los niños
Para ver lo que los ojos ancianos se niegan a ver
Dame un poema Señor
Sabroso como un mango
Simples como una sandía al mediodía
Como el vuelo de un pájaro en el patio
Porque la belleza está en todas partes
El amor sobrevive en espacios inimaginables
El misterio siempre duerme en una lagartija
O en las manos del escultor
Que plasmó tu rostro en su herida.


lunes, 17 de noviembre de 2014

OFICIO DE POETA

El poeta toma la palabra flexible
que se desparrama sobre su pecho
Limpia cada objeto con su mirada generosa
para hacerlas bebibles en ayuno
Trata de relucir las más opacas
para imaginaciones más altas
Fabrica ventanas en el viento
solo para sensaciones innatas
para provocarlas
para que desmayen
al sentir aromas de cometas
El poeta toma la palabra
como agua entre los dedos
Siente las mismas cosquillas
del mundo que reverencia
Que nunca falte generosidad
para no ser estéril
La vana estética es inútil
al faltarle libertad
El poeta cierra los ojos
habla con firmeza del amor
no se omite y exige justicia
Sabe que no puede morir de pena
Jamás se olvida de fabricar belleza
Como un alfarero se ensucia de transparencia
Toma su obra como una negación
a extrañas propuestas
que reduce la vida a encuestas
y a números del pib sin moralejas
de los sin vergüenzas
El poeta no se contenta con las palabras buenas
mantiene afiladas aquellas que más deleitan
Dice su verdad sin vueltas
no como opinión ajena
sino como sangre que paga lo que cuesta
No se olvida del sufrimiento del otro
Es voz de la tierra
Acercar las estrellas es su misión
Alumbrar las sombras de la vida
No se entrega a tentaciones comerciales
que querrán apagarle pagando su voz
para convertirle en un alegre vendedor
No tiene miedo de jugar con las palabras
para intentar domarlas y delirarlas
Un poeta no es poeta si no sabe decir
el dolor con sinceridad y belleza
cantar la pobreza con alegría
con esperanza de que comprenderán
un día sus cantos
quizá un alma encuentre paz en su voz
El poeta toma la palabra como a la tierra
que se deja fecundar por el rocío y la luna
no teme engendrar esperanza
Habrán los que confiarán en él
hasta la meta y otros se reirán
e intentarán matarlo con la lengua
El poeta debe seguir sereno
con el rostro limpio sin rastro de veneno
sin rencores que contaminen
su corazón en vuelo
El poeta debe construir su camino
en la soledad de sus sentidos
sus misterios y compromisos
Que sus pies señalen los senderos
Que sus manos fabriquen ternura
se mezclen con los sudores del mundo
de los hombres condenados
a callar en perpetuo
Que el poeta les preste sus versos enardecidos
que griten sus desesperos
sus ruegos y sus te quieros
Que sigan creyendo
en el sagrado misterio de la vida
de los pequeños
sin secretos
La vida siempre renace de polvos inquietos
Es su deber defender la vida
cantar su belleza
decir que vale la pena sonreír
Que el poeta no se canse
de gritar sus verdades casi siempre trasparentes.

viernes, 24 de octubre de 2014

SÓCRATES

Sócrates decía que sabía muy poco
casi nada
La brevedad de este viaje
el tren que busca horizonte
frenético despojo del tiempo
Lo que importa
lo esencial diría Aristóteles
para referirse a la herida
que nunca cicatriza
Sabemos menos de lo que merecemos
de lo que buscamos
sin saber nos escondemos en basurales
fingimos felicidad
al poseer menos de lo que nos gustaría
más de lo que necesitamos
Me gusta la risa de Sonia
que insinúa libertad
Me callo sin saber
el significado de todo esto 
de lo que nos pasa y nos pasamos
Las garras son espantosas
como enigma del tren en el horizonte
En la caverna la gente no sabe que no sabe
imagina saber las sombras de sus vidas
de los pasajeros que lloran
irreales que parecen ríos de risas
camino de asnos y perros
chacales solitarios que cazan de noche
Los chacales viven en basurales
y piensan que viven bien
Colores de mentiras en el cielo
Cada vez sabemos menos
de nuestro despojo en la periferia
al costado de nuestra ignorancia
Me gusta la risa de Sonia
en medio de la violencia
en medio de la tormenta
Las sombras pasan y reflejan en el muro
vemos las imágenes borrosas
gritamos qué linda es la verdad

Sócrates sabe que sabe menos siempre.

martes, 16 de septiembre de 2014

HUMANO


De los geranios para rimar
y remar por aguas negras
aguas sucias de la ciudad
una zapatilla gastada nada
flota una costilla de soledad
Debajo de los puentes hay vida
de ratas
cucarachas
y algo más
ahí está lo humano en sus manos
manos que olvidaron de bendecir
no aprendieron de las aves el vuelo
ni luz de luciérnagas en el mar
Corre el río muerto
hediondo
sin camalotes que hospeden ranas
nada más que silencio en las nubes
en la órbita de los hombres
en sus hambres clavados en girasoles
Ahí está lo humano en la sombra
en los residuos
en la aridez de la lluvia
como si el diablo llorara
o un ángel perforara la maldición de un castigo
Flotan burbujas efervescentes
delirando entre peces muertos
ahí está la orilla
del otro lado
donde sólo ellos habitan
donde cantan y sueñan
los mismos sueños de ratas
cucarachas y algo más
Allí en la orilla hay resto de lo humano
bocinazos desesperados
alegría de volver a casa
el silencio de la noche
entre puentes olvidados
y camalotes verdes
Por un momento son felices en sus sueños
Pero tienen que despertarse

Y escapar de la crecida del río. 

lunes, 18 de agosto de 2014

Fragmento...


Pienso en la ciudad donde vivimos, recorro mentalmente sus calles, las esquinas, observo el rostro de la gente en las paradas de colectivos, repaso los templos, la catedral y veo al señor obispo en su pomposidad barroca, que ha recuperado lo peor de un tiempo, que el Concilio Vaticano II había superado, la importancia de la seriedad ritual para la presencia de Dios; es decir, imaginar que Dios habita en la forma celebrativa, en el incienso, en la perfección de los elementos litúrgicos, las vestiduras, la música sacra. Es como si Dios habitará en la seriedad y la pulcritud, porque es lo que le agrada, porque prefiere la perfección límpida que el sudor de la gente de la parada de ómnibus. Ciudad del Este es pobre y la mayoría de la población está en los barrios marginales, donde el estado, a dura penas, ha abierto caminos y nada más, el resto la gente ha hecho como podía. Esta ciudad es imperfecta, es corrupta, es sucia, por lo tanto podemos creer que Dios no puede estar por aquí a no ser en la catedral. Lo cierto es que esta ciudad necesita mucho más agua potable, redes cloacales, escuelas, hospitales, centros deportivos y culturales, universidades, que liturgias perfectas e inciensos aromáticos, donde la perfección y la sacra seriedad prometen la salvación por medio de un Dios preso en la sombra del concilio de Trento. 

viernes, 18 de julio de 2014

fragmento II



Mirá Domingo, puedo pensar que soy mejor que tú, pero eso no me da el derecho de desdeñar, por una supuesta superioridad que probablemente no pasa de una fantasía mía. En Carazinho tengo un círculo de amigos, debemos ser cerca de treinta hombres y somos apenas dos negros en el grupo. No pienses que sufrimos alguna discriminación por causa de nuestro color, no, la verdad es que nos divertimos mucho en medio de aquellos blancos, cuyos defectos y cualidades son también nuestros. Pelé Júnior hablaba vehemente mesclando portugués y castellano. Cuando miró su reloj hizo una mueca y me pasó la lista de las mercaderías que debía llevar, claro, pidió descuentos. Es un hombre simpático, dijo mi madre al verlo correr con la bolsa en la espalda.
Recordé a Pelé Júnior por no ser tan frecuente ese tipo de diálogos en el negocio. La cosa es que uno debe ser profesional en el mercado como si el profesionalismo significase seriedad. Esa noche pensé en la imagen que tenemos de los brasileros como gentes alegres, fiesteras, felices con sus carnavales, sus ritmos, su fútbol, sus mujeres exuberantes preparadas para exhibirse en la televisión con quilos de plásticos en el cuerpo. Si existe algo que los caracteriza es la alegría, el espíritu lúdico delante de situaciones adversas, un optimismo que les ayuda a superar sus problemas. Es el prototipo que tenemos de ellos, claro, con las variaciones normales que cualquier prototipo puede sufrir. Cuando pensamos en los argentinos la idea que tenemos es que estamos delante de una actitud rígida, casi de dolor delante de la vida. Sábato, Borges, el tango, han ayudado a reforzar estas ideas. El tango es un ritmo tristísimo, expresión melancólica de gente desarraigada. Borges se divertía escribiendo sus cuentos en una suntuosa biblioteca, pero se trataba de una diversión meramente intelectual. Es sencillamente inimaginable ver a Sábato sonriendo, por ejemplo. Expresan muy bien la imagen argentina que nos hemos creado. Nosotros los paraguayos estamos en medio de estos países gigantescos, ¿cómo quedamos? Ojalá pudiéramos decir que conseguimos hacer la síntesis, que alcanzamos un punto de equilibrio entre estas dos actitudes delante de la vida, entre la alegría y la gravedad, pero lo dudo, pues me parece que pendemos mucho más hacia la melancolía, no como resultado de barcos llenos de inmigrantes europeos flemáticos que pobló la Argentina, tampoco la alegría carnavalesca de los descendientes de africanos, sino la melancolía guaraní, hecha de un silencio taciturno y vengativo. Como si fuera la maldición de la palabra-alma enclavada como espina de pescado en la garganta de cada uno de nosotros. Pero solo son máscaras, digo, prototipos que imaginamos, caricaturas forzadas de grupos de personas que, en un solo día, son capaces de vivenciar todo aquello al mismo tiempo. Siendo felices, alegres, musicales, poéticas, graciosas, tristes, taciturnas, explosivas y violentas.

jueves, 24 de abril de 2014

MUCHO GUSTO

Es necesario saber que las cosas pasan y que las personas mueren. Recordé las palabras de mi sueño sin abrir los ojos. Me parecía que sabía aquello, pero me dejé llevar por un entusiasmo infantil y cuando me di cuenta ya era tarde. No había forma de regresar a casa como me hubiera gustado. Quizás todo haya ocurrido así, como en el cuento de Kafka, me desperté convertido en un animal irreconocible, con la sola memoria del día anterior, de modo que no sabía lo que había ocurrido.
Traté de levantarme pero no lo conseguí porque no tenía patas, más bien unas antenas se extendían en mis extremidades. Quise gritar y lo que salió de mi boca fueron apenas articulaciones irreconocibles, balbuceos, que no tenían nada de humano. Debo estar soñando, dije tratando de tranquilizarme, pero el grito de horror de Morena me confirmó que no se trataba de un sueño. Era un animal horrible, igualito, como había sucedido en la cama de Kafka.
Parecés una araña, dijo Morena sujetando su espanto con las manos. Quise pedirle que se calmara, que debía existir alguna explicación razonable, pero su espanto era tal que se tomó el pelo y estaba como para arrancárselo.
La sorpresa fue grandiosa cuando ingresó a la habitación y se miró en el espejo, había ocurrido lo mismo con ella. Quise reírme de nuestra estúpida situación. Es su culpa, pensé, pues el día anterior había dicho que deseaba ser una cucaracha para ingresar en mis pantalones. Claro, ahora estaba realizado su sueño y para colmo me tomó también a mí su transformación. Ahora estábamos los dos en ese estado deplorable de pura descomposición.
Fue el Alacrán que me mordió ayer, dijo ella con pavor al tratar de entender lo que nos había ocurrido. ¡Puedes hablar!, dije, admirado al percibir que también yo podía hacerlo. Fue el maldito Alacrán que estaba en el florero del jardín, me había mordido la punta del dedo, dijo ella desconsolada.
No podemos seguir así, grité yo, no es posible que esté ocurriendo esto. Parece un sueño, debe ser un sueño, dije, cada vez bajando más la voz al recordar lo que había soñado unos años atrás. No puede ser, dije cerrando los ojos. No es posible, creía que fuera apenas un sueño, no puedo creer que sea verdad, dije, ahora entre largos suspiros desesperados.
Morena, ¿recuerdas el sueño que te conté años atrás?, pregunté implorando con los ojos una respuesta positiva que necesitaba pues me parecía que me estaba volviendo loco.
¿Qué sueño?, respondió devolviéndome la pregunta. El sueño de la muerte, respondí con la voz estremecida. ¡Oh, no!, dijo ella, esa misma historia, no por favor, dijo tratando de mover la cabeza despacio como si fuera una hormiga gigante.
Sí, está ocurriendo Morena, dije desolado, nos estamos convirtiendo en insectos, por más que en mis sueños éramos mariposas. ¡Oh, no!, será que aún vamos a transformarnos en otros seres peores. No puede ser, esto no puede estar ocurriendo, dijo ella, yo prefiero la muerte que seguir siendo un insecto.
Quise decirle que no fuera tan dramática, pero me callé. Paciencia, dije con un hilito de voz. Fue lo último que recuerdo, cuando dije la palabra paciencia, ella inmediatamente dejó de ser el asqueroso ser que estaba sentado en la cama. Recuperó su cuerpo, la miré con esperanza, ella estaba desnuda, pero no parecía consciente de tal situación, será porque estaba muy feliz.
Paciencia, paciencia, dije aguardando recuperarme también yo de la maldición que había caído sobre nosotros. Repetí aquellas palabras que me parecían mágicas, pero infelizmente no ocurrió nada.
Morena se acercó con las manos hacia atrás, sin decir nada me besó medio asqueada, pero era un beso regalado al fin y dijo que ahora sí recordaba con claridad el sueño del que le había hablado. ¿En tu sueño eres tú quien muere o yo?, preguntó. Respondí que era yo y lo comprendí todo.

Ella sonrió y vació sobre mi rostro un litro de insecticida.

jueves, 3 de abril de 2014

TUERCA


Una tuerca desamparada
Entre rieles obvios
Delante el silencio de un rascado muro
Que absorbe la vejez del mundo

jueves, 27 de marzo de 2014

HERENCIA

III

Nelson sabe el poder de las palabras, sabe que es necesario paciencia. La lluvia sostiene pero exige clemencia. Dios
era Palabra, volaba sobre las aguas, por lo menos así enseñaron los hombres extraños vestidos de negro. La luz aún no era nombrada, así dijeron, así nos enseñaron, así aprendimos. La luz no era, no podría ser. La oscuridad reinante, la oscuridad más fuerte, el silencio, la muerte del sonido. Inventaron armas y algunas palabras se rebelaron. Dios se arrepintió de haberlas creado, Dios se arrepiente a veces, así nos enseñaron ellos, los hombres extraños. Nelson sabe de sus limitaciones, de las cosas que ha visto en internet. Los hombres vestidos de negros enseñaron que Dios decidió terminar con las palabras más severas y más rebeldes, pero las palabras se prepararon, construyeron barcas, aviones, trenes e inventaron algo muy extraño: ¡inventaron la Nada! Cuando el Señor destruyó todo en un sólo segundo, quedó la Nada flotando como si nada, en la oscuridad total que la abrazó como si fuera su hija. Hubo silencio, apenas eso, ya no hubo palabra, vida no hubo, había ganado la muerte, vacío de Ser, de Haber de Estar. Nelson acaricia el brazo como si su memoria le provocara frío, la lluvia insistente, parecía inalterable. Inmutable. Ya no hubo tiempo, el silencio fue total, apenas la Nada inventada por palabras. Nelson tirita de frío y concluye que no comprende nada y se deja seducir por las luces de la ventana que encienden y apagan.