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viernes, 4 de marzo de 2016

I -



Un temblor en la voz
El tiempo enseña ciertas sabidurías
Lo que perdemos
Lo que dejamos
Lo que fuimos
Tú, tan niña
Tan pequeña
Tu belleza a flor de piel
Regresarás como llegaste un día
Con tu sonrisa nueva
A buscar lo que la vida promete
Quizás un amor
O la soledad indistinta de los pájaros
Un temblor en la voz
Por el silencio que me aguarda
Mientras la vida te sonríe
Como un acuerdo tácito
De la ausencia en mi voz
Y de la alegría en tus labios

jueves, 15 de octubre de 2015

VIRTUALES



Suerte sería la palabra, azar quizás. Creer que los dioses escriben las líneas que los mortales trajinan. La vida obedece a leyes antiguas. Zeus, ¿por qué no nos muestras tu rostro dorado, si has escapado del olvido? La misma desgracia: ¡el olvido! Aquí todo se olvida. Dioses que habitaban el Olimpo, ¿dónde están sus poderes añosos? El mundo sigue igual, hombres nacen y mueren. ¿De dónde vienen y a dónde van? Las mismas preguntas hacen ruborizar. Homero, Virgilio, están tan callados. ¿Por qué no narran las mismas batallas y los equívocos de siempre? Retorno de los hombres ensangrentados, enfermos y hambrientos de poder. Las lluvias de Otoño de Budapest. Aguaceros de Ciudad del Este. El mundo sigue siendo lo que es, sin Homero o Virgilio que canten las penas de los abandonados en esta orilla, entre camalotes del río Paraguay. Preparemos nuestra armadura de cera Marcial, es tiempo de terminar esta locura.

Marcial cierra el libro de la nada, mastica un pedazo de butifarra, limpia la boca con papel toalla. Se acomoda en el sofá, apaga la luz de la sala. ¡Que venza el mejor en esta batalla! La imagen azul del paisaje no perturba. Los caballos están acostumbrados. Todo está listo. Las espadas brillan fulgores. Respetuoso silencio de espera. Corren los caballos para el encuentro del acero. Chispas fulminantes. No están heridos los caballeros. Reanudan el embate, rugen los caballos como leones hambrientos, brama el viento enloquecido una tempestad. Corren desesperados animales, el acero de la espada inaugura la carne, cae uno de los caballeros como si fuera verdadero. Marcial, has perdido el juego, mejor te dedicas a vender latitas de cerveza en el centro.

Alguien será crucificado debajo del puente. Marcial, chiquillo, cuidado con los mendigos, los borrachos pueden hacerte daño. Inocente el viento de sufrimiento no entiende, alguien morirá olvidado en la orilla, una cuna pequeña para la furiosa muerte. Esa noche debajo del puente habrá tristeza. ¿Acaso servirá de algo este registro? ¿Acaso salvará a alguien del dolor el poema? Marcial, chiquillo, aléjate del mundo, deja de escribir estupideces. Gritará el hombre como gritó el hijo de Dios. Como aquella vez no dirán nada. Morirá de hambre quien sabe entre cascotes y flores viejas. Recordará su nacimiento entre animales, beberá algo fuerte para soportar. Deseará que fuera la muerte un sueño, para no repetir como la tarde, crucificado solo, sin el buen ladrón. Marcial, deja de leer que ya viene el guardia, deja de escribir que la cruz será tuya. ¿Prefieres el lado derecho o izquierdo? Alguien murió hoy debajo del puente. Nadie se atrevió a hacer la señal de la cruz. Niños ya es tarde, apaguen el computador.

viernes, 4 de septiembre de 2015

¿MBA’E?


Por qué no leo, no da gusto leer luego. Luego que Lugo fue presidente y fue al fuego. Hubo gente preocupada con sus hijos no más luego. Moralistas moralismo moral. Si te pudiera robar quizá lo haría por el sueldo que me pagas che capé. El gordo del parlamento se suicidó después de ver el noticiero. No soportó veinte minutos de un entierro. Una muerte. Las mismas imágenes durante veinte minutos. La misma música de fondo. Siniestro. No es que yo sea mejor que vos. Lo que pasa es que mi corazón necesita de un cardiólogo y no de las tonterías que repites desde que el cielo es negro. A lo mejor Pérez tenga razón. Le complace escribir cosas contra la iglesia. Le agradan los homosexuales para simpatizar a los perros, sus socios de ocios. A mí me reventaron el vidrio del auto. Me reventaron la camisa de fuerza. No tengo problemas con la policía. Sus armas me dan miedo. Lo siento mi reina. La hemorragia de nuestra moral me desanima. Pero sonrío dormido. Despierto del sueño. A eso me dirijo como un borracho con un libro debajo del brazo. Quizá aprenda un día. Quizá me regales una tarde de placer. No fumo querida. Para no ser un completo boludo acepto el vaso de vino. Por qué no me dices lo dulce que soy por whassap. Parece que el vestido que te regalaron te queda chico. De tu hermana menor. No es que me importen tus ropas. Me importan tus piernas, tus nalgas de jabón. Después de Lugo todos somos seductores. Después de F. Franco somos todos actores. La rabia de tu baba me excita. Ni hablar de Al Capo Ne. Pone al capo. Capo. Cigarrilleros. Viviría toda mi vida con un mes de tu sueldo. Fiamma. Maffia. Al pelo. Un dedo duro del miedo.

domingo, 2 de agosto de 2015

DIOS DESCONOCIDO


Es como si tuviera un motorcito
las patas que suben y bajan
armando invisibles redes
Aguarda lanzada sobre la mesa
sin apoyarse a nada
nadando en el aire
chiquita
hermosa
Recuerdo de Whitman
que decía que el don de la naturaleza
valía más que cualquier estatua
Esta araña sube y baja
por sus hilos invisibles
es mejor que las estatuas romanas
que malgastan soledad
en sus rutinas intactas
Ella vigila como un pescador
el paso de algún insecto distraído
Espera conmigo en la habitación
algo transparente y luminoso
De pronto ella ha pescado algo
un mosquito
quizá un sueño
pero creo que pescó una sonrisa
la sonrisa de un dios desconocido

sábado, 2 de mayo de 2015

MEMORIA




Es necesario ser enérgico con uno mismo, pues el crecimiento necesita de momentos fuertes, la vitalidad hace parte del ser humano, la metamorfosis casi siempre es dolorosa. Ahora me chorrean las palabras como un manantial hacia el río. Muchas palabras se siguen, se esfuman, se interponen. La cotidianidad repito y me reconozco así, de este modo, insignificante. Pienso en ella, en la memoria, y quien sabe sea mejor así, llegar a aquel lugar y esconderse entre la gente, así, de forma antigua. Sería bueno verla como había soñado, de modo urgente.
Un monólogo, como el de ahora, sin nexo, como siguiendo el juego de la cabeza, como la vida. Un monólogo, repetitivo, insistente, constante, triste. ¿Así sería la vida? Una especie en extinción. La luz amarilla se desliza sobre mi semblante y me hace parecer a un muerto o a un pez, pescado, con la boca redonda, así estoy ahora en este olvido del silencio. La horrible luz blanca. Luz que enceguece, así como la nieve, quema los ojos. Es espantoso, como el negro, que se traga a la retina, devorándola en la oscuridad. La luz que ilumina enceguece, paradoja, como la nieve, así como la nieve. Como este monólogo sin sentido fijo, fijado en un clavo en la pared. 
            Trato de escapar por la fisura de la poesía que eres, finalmente, tú. Es así con todas las palabras que mi miedo representa. Con todos mis errores y horrores. La poesía cotidiana de esta vida melindrosa eres tú. Es una intención y una verdad que sobrepasa mis mezquinarías, mis manías, mi ignorancia, no saber para dónde voy ni a qué lado pretendo ir. Me resguardo en tu risa, en tu mirada, en tu confianza por el mundo. Estimo tu esperanza, tu alegría, que al final las asumo como si fueran mías. Por eso eres mi rincón privilegiado, el pedazo de tiempo reservado para las curas. Sabré tantas cosas, sabré siempre menos de lo que pretendo, mi rudeza como un reposo se acuesta a mi lado y me recuerda siempre, todos los días, que merezco compasión mucho más que cierto asombro. Mi alegría reside en tu recuerdo, en la memoria que tengo caliente entre mis manos, es un modo de decir, pues el lugar más indicado para ti es mi corazón. No pretendo ser romántico. Pero necesitaba decirte mi verdad, ¿será muy limitada? Probablemente merezca algo mejor que la precariedad singular de la nada.       
Este ejercicio de la creación, en el que me he metido con más incertidumbres que certezas, lo comparo con la melodía que llega hasta el oído de repente, sorpresivamente, sin revelar su origen ni dirección. Es un modo de esconderse, es un estar simplemente, dejarse estar, con la oreja de pie, atento, escuchar las pulsaciones de la vida, de la cotidianidad. Abrirse a la sorpresa, una abertura desinteresada y esperar, esperar. El brillo llega de repente e inunda todo con su luz. Es así si uno quiere crecer, dejarse modelar por lo cotidiano, por la poesía memorial, por las cosas guardadas durante siglos. La dureza de la piedra podrá ser relativizada, llevadera. Las cicatrices en las manos, en el corazón, serán apenas testimonios de un camino demasiado largo que valientemente hay que seguir enfrentando.

Hay una reserva en la memoria que debe ser revisitada, una cantera inagotable para mirar y apreciar el mundo en que vivimos. Ella es un lugar sagrado donde todo lo que somos se aloja, añejándose, aguardando el momento oportuno para surgir y ofrecer su rostro como bálsamo fresco de sanidad. La memoria es ocasión de reconciliación con el pasado, especialmente con la infancia, aquel tiempo en que formamos todo lo que somos y lo que todavía nos falta ser. Es saludable y enriquecedor volver al pasado, quizá para aprender algo o apenas para olvidar.

viernes, 20 de febrero de 2015

PINDOYÚ


Foto: Diario abc - Paraguay

“Pindoyú era un poblado con status propio, como otros por donde el tren pasaba. Había una escuela, un centro de salud, un templo católico, una comisaría y varias casas en torno de la estación que poseía el mismo nombre del pueblo. Nuestra casa estaba alejada de la estación, en realidad la penúltima antes de empezar el misterioso mundo de la selva o por lo menos lo que restaba de ella.

La memoria recoge las cosas a su modo y es lo que veo en este instante al cerrar los ojos para recordar. Una vía férrea que cortaba el pueblo en dos, lo que en realidad no causaba ningún contratiempo, pues las carretas ensanchadas por bueyes podían, sin complicaciones, pasar de un lugar a otro”.

El centro del pueblo era la estación del tren, pues en ese lugar ocurrían las pequeñas novedades, las noticias se multiplicaban así como los encuentros y las despedidas. Allí, por ejemplo, percibí que las mujeres podían ser tan hermosas cuando llegaban de tan lejos en el tren para visitar a sus parientes. Nuestras vecinas venían de Buenos Aires con el pelo coloreado, maravilloso, con sus ropas elegantes y no sé por qué me parecían muy altas. Las observaba de lejos y me encantaban sus modos de hablar, de caminar, más aún cuando me decían cosas como “vení, no seas tímido”.

El almacén de don Julio quedó grabado en mi memoria, pues allí, por primera vez vi que la sal podría ser refinada como el azúcar y para comprobarlo tuve que utilizar la lengua. Allí mismo me encontré con otra maravilla de la invención humana, la televisión en blanco y negro que funcionaba con acumuladores y cuyas imágenes eran afectadas por las “constantes lluvias” en la capital.

Me gustaba mirar el paso del tren, las veces que venía de San Salvador llegaba muy cansado como si supiera que faltaba apenas una estación para completar el itinerario, Ava’i; quizá por eso exageraba con su silbato haciendo saber que había llegado. Cuando venía de Ava’i la miraba con cierta tristeza al ver las despedidas de la gente, algunas lágrimas en los ojos, quizás estaba previendo que en breve, también mi familia sería conducida hasta la lejana estación de Asunción en busca de otros sueños. 

jueves, 11 de diciembre de 2014

COMO UN MANGO

Dame Señor un poema
sabroso como un mango
Que me estoy yendo a vivir
Una vida simple, pequeña y silenciosa
En un retiro permanente para apreciarlo todo
Apreciar tu rostro en los recovecos del muro
Ese poema deberá ser como la vida
Diminuta pero inmensa
Mientras saboreo en el verano el perfume
De los mangos que caen en las equinas
Amarillos dientes de búsquedas
De verdades olvidadas
Clamores de manos al aire
Suspiros por la libertad aún no conquistada

ii
Dame Señor un poema
Ese don que permita iluminar la cotidianidad
Alegrar la seriedad de las piedras
Que sepa aceptar la vida como es ella
Con sus límites, sus gracias y desgracias
Es eso lo que deseo Señor
Un poema sabroso como un mango
Perfumado como un racimo de flor de coco
Que no permita olvidar el murmullo de los pájaros
Los sueños de los niños a orilla del Río Paraná
Un poema que tenga delirios
Deseos de volar hasta otros mundos
Que perciba el dolor de los hombres
Y se compadezca de nuestro cansancio


iii 
Dame Señor un poema
Tu palabra en mis palabras imperfectas
Palabra nueva que emocione
Que aliviane el equipaje
Dame la mirada trasparente de los niños
Para ver lo que los ojos ancianos se niegan a ver
Dame un poema Señor
Sabroso como un mango
Simples como una sandía al mediodía
Como el vuelo de un pájaro en el patio
Porque la belleza está en todas partes
El amor sobrevive en espacios inimaginables
El misterio siempre duerme en una lagartija
O en las manos del escultor
Que plasmó tu rostro en su herida.


lunes, 17 de noviembre de 2014

OFICIO DE POETA

El poeta toma la palabra flexible
que se desparrama sobre su pecho
Limpia cada objeto con su mirada generosa
para hacerlas bebibles en ayuno
Trata de relucir las más opacas
para imaginaciones más altas
Fabrica ventanas en el viento
solo para sensaciones innatas
para provocarlas
para que desmayen
al sentir aromas de cometas
El poeta toma la palabra
como agua entre los dedos
Siente las mismas cosquillas
del mundo que reverencia
Que nunca falte generosidad
para no ser estéril
La vana estética es inútil
al faltarle libertad
El poeta cierra los ojos
habla con firmeza del amor
no se omite y exige justicia
Sabe que no puede morir de pena
Jamás se olvida de fabricar belleza
Como un alfarero se ensucia de transparencia
Toma su obra como una negación
a extrañas propuestas
que reduce la vida a encuestas
y a números del pib sin moralejas
de los sin vergüenzas
El poeta no se contenta con las palabras buenas
mantiene afiladas aquellas que más deleitan
Dice su verdad sin vueltas
no como opinión ajena
sino como sangre que paga lo que cuesta
No se olvida del sufrimiento del otro
Es voz de la tierra
Acercar las estrellas es su misión
Alumbrar las sombras de la vida
No se entrega a tentaciones comerciales
que querrán apagarle pagando su voz
para convertirle en un alegre vendedor
No tiene miedo de jugar con las palabras
para intentar domarlas y delirarlas
Un poeta no es poeta si no sabe decir
el dolor con sinceridad y belleza
cantar la pobreza con alegría
con esperanza de que comprenderán
un día sus cantos
quizá un alma encuentre paz en su voz
El poeta toma la palabra como a la tierra
que se deja fecundar por el rocío y la luna
no teme engendrar esperanza
Habrán los que confiarán en él
hasta la meta y otros se reirán
e intentarán matarlo con la lengua
El poeta debe seguir sereno
con el rostro limpio sin rastro de veneno
sin rencores que contaminen
su corazón en vuelo
El poeta debe construir su camino
en la soledad de sus sentidos
sus misterios y compromisos
Que sus pies señalen los senderos
Que sus manos fabriquen ternura
se mezclen con los sudores del mundo
de los hombres condenados
a callar en perpetuo
Que el poeta les preste sus versos enardecidos
que griten sus desesperos
sus ruegos y sus te quieros
Que sigan creyendo
en el sagrado misterio de la vida
de los pequeños
sin secretos
La vida siempre renace de polvos inquietos
Es su deber defender la vida
cantar su belleza
decir que vale la pena sonreír
Que el poeta no se canse
de gritar sus verdades casi siempre trasparentes.

viernes, 24 de octubre de 2014

SÓCRATES

Sócrates decía que sabía muy poco
casi nada
La brevedad de este viaje
el tren que busca horizonte
frenético despojo del tiempo
Lo que importa
lo esencial diría Aristóteles
para referirse a la herida
que nunca cicatriza
Sabemos menos de lo que merecemos
de lo que buscamos
sin saber nos escondemos en basurales
fingimos felicidad
al poseer menos de lo que nos gustaría
más de lo que necesitamos
Me gusta la risa de Sonia
que insinúa libertad
Me callo sin saber
el significado de todo esto 
de lo que nos pasa y nos pasamos
Las garras son espantosas
como enigma del tren en el horizonte
En la caverna la gente no sabe que no sabe
imagina saber las sombras de sus vidas
de los pasajeros que lloran
irreales que parecen ríos de risas
camino de asnos y perros
chacales solitarios que cazan de noche
Los chacales viven en basurales
y piensan que viven bien
Colores de mentiras en el cielo
Cada vez sabemos menos
de nuestro despojo en la periferia
al costado de nuestra ignorancia
Me gusta la risa de Sonia
en medio de la violencia
en medio de la tormenta
Las sombras pasan y reflejan en el muro
vemos las imágenes borrosas
gritamos qué linda es la verdad

Sócrates sabe que sabe menos siempre.

martes, 16 de septiembre de 2014

HUMANO


De los geranios para rimar
y remar por aguas negras
aguas sucias de la ciudad
una zapatilla gastada nada
flota una costilla de soledad
Debajo de los puentes hay vida
de ratas
cucarachas
y algo más
ahí está lo humano en sus manos
manos que olvidaron de bendecir
no aprendieron de las aves el vuelo
ni luz de luciérnagas en el mar
Corre el río muerto
hediondo
sin camalotes que hospeden ranas
nada más que silencio en las nubes
en la órbita de los hombres
en sus hambres clavados en girasoles
Ahí está lo humano en la sombra
en los residuos
en la aridez de la lluvia
como si el diablo llorara
o un ángel perforara la maldición de un castigo
Flotan burbujas efervescentes
delirando entre peces muertos
ahí está la orilla
del otro lado
donde sólo ellos habitan
donde cantan y sueñan
los mismos sueños de ratas
cucarachas y algo más
Allí en la orilla hay resto de lo humano
bocinazos desesperados
alegría de volver a casa
el silencio de la noche
entre puentes olvidados
y camalotes verdes
Por un momento son felices en sus sueños
Pero tienen que despertarse

Y escapar de la crecida del río.