Miro mi cuerpo extendido sobre el colchón y las curvas hacen silencios como si esperaran algo; una urgencia de vida recorre las venas en un delirio frenético. El cuerpo se extiende como una larga montaña de desesperación, los poros parecerían aguardar un contacto y el espejo ven las sombras de los años que pasan. La juventud es tan tierna, pero la piel se dilata y despacio o quizás muy rápidamente, se deteriora y vuelve hacia el origen, indefinidamente hasta terminar en el polen y de nuevo se pierde en el universo. Universo, esa palabra que se extiende y recorre la luz, el silencio y todos los espacios.
Hay momentos en que la vida no tiene nombre y entonces uno no sabe la razón de estar vivo y la vida no tiene sabor y se hace incolora, desabrida, entonces sirven el colchón y el espejo para mostrarnos la belleza y la miseria. Miro mi cuerpo enfermo y esta llaga azulada en el pecho como fuego me consume. El espejo se ha cansado de este juego y lucha contra su ceguera a causa de la humedad.
Si despierto mañana festejaré la vida, pero quizás mañana sea tarde. El colchón ha perdido suavidad y su perfume peculiar a rosa fresca, que la piel de ella había emanado, por casi medio siglo, como un manantial, ha desaparecido para dar lugar a este sabor a la vejez.
Este texto estéticamente está muy bien delineado y su contenido es rico y profundo.Hay una frase en la que me hace hacer una pausa y es:"...Si despierto mañana festejaré la vida,pero quizá mañana sea tarde...", esta frase del texto"La condición humana" atrae mi atención porque es real esto de que sólo tenemos el hoy más exactamente el "ahora" y con frecuencia esto lo olvidamos.
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