Uno gira la página y no encuentra nada y la vida explota en todo su esplendor por los caminos de la existencia y entonces vivir es una tarea sabrosa.
Quieres llorar simplemente porque llorar es un acto humano, porque las lágrimas nos dejan más cerca de esas personas que sufren. Las lágrimas nos hermanan con todos los seres miserables del mundo entero.
Piensas en la fuerza que tiene el mal que es capaz de apagar una vida en segundos, en aquellos hombres que sirven a la maldad como a una religión.
Permaneces en silencio observando el vacío entre las nubes, piensas que nada puede justificar la muerte de un sólo ser humano.
Piensas en lo absurdo que significa el peso de la vida para tanta gente, quieres animarte, intentas ver de forma diferente, tienes esperanza y sueñas que el mundo pueda ser mejor, que los hombres aprenderán un día a convivir respetándose.
No puedes negarte, observas a esos hombres que siguen buscando resto de comida en los basureros, sabes que preferirías cerrar los ojos.
Ves a aquél niño, lleno de vida, que salta de alegría al encontrar un pedazo herrumbrado de una bicicleta e intentas sonreír, pero te das cuenta que el dolor es mayor y te sientes humillado por el hecho de que eres humano.
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