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jueves, 8 de marzo de 2012

EVA

El alfarero modeló una figura y sonrió al parecerle muy cercano a lo que había imaginado, con el dedo indicador tocó el pecho de la figura y ésta empezó a vivir, como si despertara de un sueño de siglos, abrió los ojos y fue disipándose una espesa niebla, nació lo nuevo para ella, desde entonces pudo contemplar a su creador, majestoso y hermoso como el mismo sol. La figura no dijo nada porque no sabía hablar, todo era muy nuevo para ella, ni siquiera sabía que pudiera hacerlo hasta que algo imperceptible, cálido, burbujeante le pareció traspasar la cabeza y maquinalmente llevó los dedos al oído, sintió un agujero chiquito y se miró los dedos. Eran muchas informaciones recientes que su cabeza parecía volar como si fuera una mariposa. Primero el tambor se transportó en sus sienes, entendería más tarde que era el latido de su corazón, luego escuchó la brisa suave moviendo las hojas, acarició instintivamente la comisura de su oreja con el dedo recién hecho con todas sus sensibilidades. Suspiró sin entender lo que era un suspiro, una cantidad de aire caliente surgió de su interior, de tal modo que percibió los dos agujeritos bien en el medio de la cara, como un niño travieso exploró las dos cavernas y apreció el perfume de sus dedos que olían a tierra mojada, pero ella aún no podría saberlo, le pareció agradable y olió el brazo, fue cuando bajó la mirada y percibió los pies, movió despacio los dedos, vio las uñas blancas casi trasparentes, supo que podría caminar y así lo hizo inaugurando el espacio y el tiempo. La admiración le obligó a pronunciar lo que sería una interjección, en su boca sintió algo como una víbora y le pareció un juego el movimiento de la lengua. Por primera vez supo de sus pestañas que parecían ventanitas que cerraban y abrían inconscientemente, muy parecido al respiro, al arte de vivir en cada pulsación de oxígeno llevado al interior y luego expulsado como si se tratara de una perpetua purificación del mundo. El gran susto se produjo cuando vio como en un espejo a alguien muy parecido con ella, su corazón aceleró al percibir que la otra figura tenía una larga cabellera y resaltaba en su boca dos labios rosados muy parecidos a la vida. Miró al sol y comprendió que sería necesario doblar las rodillas, cuando trató de tocar la figura con sus dedos, ésta se deshizo en una liquidez espantosa, entendió que la figura apenas era su reflejo en el agua. El sentimiento que surgió aún no tenía nombre, más tarde entendería que fue su primer desencanto.

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